Los Querubines son seres angelicales guardianes y protectores, a menudo asociados con la presencia y la gloria de Dios. En un sentido simbólico, los querubines, como seres guardianes y protectores, podrían representar la idea de cuidado y protección entre hermanos dentro de una familia. Así como los querubines son vistos como guardianes de la gloria y la presencia divina, los hermanos a menudo se ven como protectores y compañeros cercanos en la vida. Pueden estar ahí para apoyarse mutuamente, ofrecer consuelo en tiempos difíciles y compartir momentos de alegría y felicidad.
En las constelaciones familiares, los hermanos juegan un papel importante en la dinámica familiar. En este enfoque, se considera que las relaciones entre hermanos y su posición dentro de la familia tienen un impacto significativo en la vida de cada individuo y en el sistema familiar en su conjunto.
La jerarquía y el orden de los hermanos
La posición de los hermanos en la jerarquía familiar, es decir, si son el hermano mayor, el hermano menor, o el hijo del medio, por ejemplo, puede influir en su forma de relacionarse con los demás miembros de la familia y en cómo se ven a sí mismos dentro del sistema.
Reconocer su jerarquía, la cual se da solo por el orden de llegada, es fundamenta para restablecer las leyes sistemáticas y mantener el orden familiar. Sin embargo, los conflictos entre hermanos pueden surgir cuando compiten por ocupar un lugar en la familia que no les corresponde.
Los querubines a menudo están asociados con la paz y la reconciliación. En el contexto de la relación entre hermanos, con la intervención de estos seres podemos resolver conflictos de manera pacífica y buscar la reconciliación después de desacuerdos o disputas.
Protección Mutua
La protección mutua entre hermanos es vital en la dinámica familiar. Inspirados en la imagen de los querubines como guardianes, los hermanos se comprometen a defender los intereses y el bienestar del otro, ofreciendo un respaldo emocional y físico incondicional en momentos de dificultad. Esto se manifiesta en la creación de un espacio de confianza y seguridad donde se alienta la expresión abierta de emociones y pensamientos, fortaleciendo así los lazos de conexión y lealtad. En última instancia, esta protección mutua no solo forja una relación de cuidado y empatía entre hermanos, sino que también contribuye a cultivar una armonía duradera y significativa dentro de la familia, enriqueciendo la vida de todos los involucrados.
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